LO QUE SIEMPRE SE CANTO:

COPLAS DE QUINTOS.

Vela allí la talla,

vela allí el tallero,

vela allí la talla,

donde me midieron.

Donde me midieron,

donde me tallaron,

vela allí la talla,

vela allí está el palo.

El día que me tallaron,

mi corazón palpitaba,

en ver en aquel madero,

soldado me declaraban,

El día que a mí me pongan,

la ropa de militar,

quien me lo manda poner,

me lo mandará quitar.

Quintos del "31",

no lloréis ni tengáis pena,

que nos llevan a M elilla,

a ver las caras morenas.

 

(Al estribillo).

 

No siento el ir a Melilla,

aunque una bala me mate,

lo que siento es mi morena,

que otro chulo la maltrate.

Los quintos cuando se van,

se dicen unos a otros,

mi novia me aguarda, a mi,

hasta que le salga otro.

Adiós padre y adiós madre,

adiós hacienda y dinero,

me voy a servir al rey,

siete años que le debo.

 

(Al estribillo).

 

Por un triste papelillo,

que del cántaro saqué,

me llevan a comer rancho,

al cuartel de Leganes.

La Virgen del Pilar dice:

que no haya quinta en España,

por eso las mozuelas,

se han hecho republicanas.

 

(Al estribillo).

 

Soldadito veterano,

qué llevas en la mochila,

llevo las armas del rey,

y el corazón de una niña.

Al subir el puerto arriba,

puse la mano en la nieve,

vale más lo que te quiero,

que lo que tus padres tienen.

Todos los quintos de ogaño,

tienen la novia bonita,

y los del año que viene,

la flor de la canelita.

 

(Al estribillo).

 

A ser soldado me voy,

con intención de volver,

si vengo y estás casada,

tu sangre me he de beber.

Los quintos en el cuartel,

unos cantan y otros lloran,

y otros van a por papel,

para escribir a la novia.

 

Otro estribillo:

 

De que soy quinto,

llora mi madre,

la escarapela

no quiere darme,

no quiere darme,

ya me la ha dado,

la mi morena,

que soy soldado,

que soy soldado,

yo no lo niego,

la mi morena,

llora, por eso,

llora por eso,

por eso llora,

la mi morena,

la dejo sola,

la dejo sola,

sola la dejo,

la mi morena,

llora por eso.

A ser soldado me voy,

y no tengo escarapela,

dame una gota de sangre,

de tu corazón morena.

La quinta ya está anunciada,

los quintos somos nosotros,

por eso las mozuelas,

tienen los ojos llorosos.

 

(Al estribillo).

 

Asómate a la ventana,

y no te asomes llorando,

échame la escarapela,

que me voy a ser soldado.

Al subir el Puerto el Pico,

eché la vista a lo largo,

adiós Poyales del Hoyo,

qué lejos te vas quedando.

 

Otro estribillo:

 

Cabrerillo quinto,

mala suerte te tocó,

si te vas a la guerra,

contigo me voy yo,

que no me quede sola,

que no me quede, no,

que no me quede sola,

que me voy con mi amor.

Ya se van los quintos madre,

ya se va mi corazón,

ya se va el que me tiraba,

chinitas a mi balcón.

El día que a mi me digan,

que los soldados se van,

mis ojos serán dos fuentes,

como arroyos correrán.

Aunque me lleven a Ceuta,

a Melilla o a Larache,

en teniendo yo salud,

he de venir a buscarte.

 

(Al estribillo).

 

Cuando "quedrá" Dios del cielo,

que me diga mi teniente,

soldado ya estás cumplido,

coge la mochila y vete.

Como el tomillo de Italia,

rubio y acaracolado,

como el tomillo de Italja

tiene mi novia el peinado.

El uno traigo en la gorra,

el dos en el pantalón,

el tres en la chaquetilla,

y el cuatro en el corazón.

 

 

Memoria poética Clara Nebras